Lenguaje, gramática y aplicaciones
A pesar de
los cambios que ha tenido el concepto de gramática, los estudios
gramaticales han sido el núcleo de la lingüística,
así como sus ramas subsiguientes: fonología, morfología,
lexicología y sintaxis.
La investigación
teórica busca explicar lo que es la competencia gramatical: la
habilidad o capacidad mental del individuo para manejar una lengua. Sin
embargo, la teoría finalmente se combina con la práctica
para resolver problemas relacionados con el lenguaje: desde enseñar
una lengua, hasta rehabilitar a un paciente con un trastorno lingüístico.
Es decir, la teoría debe adaptarse a las necesidades de la tarea
u objetivo y, por consiguiente, simplificar su grado de obstrucción.
A esto se le llama gramática aplicada o gramática pedagógica.
Con el tiempo,
la fonética ha adquirido un lugar destacable dentro de las ciencias
del lenguaje, por ejemplo, para el reconocimiento y la síntesis
de voz.
Fonética
y fonología, lexicografía y lexicogía son disciplinas
complementarias que abordan problemas prácticos y teóricos.
La lexicografía
tiene como objetivo la confección de diccionarios. Por su parte,
la terminología estudia los términos o designaciones propias
de un área determinada. La neología, en cambio, está
estrechamente ligada con la terminología. Esta disciplina se encarga
del estudio de las innovaciones léxicas que aparecen en una lengua,
ya sea por creación directa, o por influencia de otras lenguas.
Dos actividades
involucradas con la lingüística aplicada son la docencia y
corrección del estilo. La tarea de este último ha ido cambiando,
y su figura ha sido sustituida progresivamente por la de asesor o gestor
lingüístico. El perfil del corrector exige una postura más
comprometedora, ya que se necesita de un dominio de la gramática,
habilidades de traducción, conocimientos de gramática textual
(estructura del texto), gramática estilística y sociolingüística,
funciones y estilos de cada tipo de texto, la concepción de la
lengua estándar, etc.
Las mismas
reflexiones se hacen extensivas al campo de la docencia de lengua. El
profesor de lenguas debería dejar de ser, definitivamente, un transmisor
de vocabulario y de las reglas gramaticales correctas y transformarse
en un profesional que ayude a sus alumnos a descubrir y desarrollar todos
los recursos que tienen para aprender una lengua y su cultura.
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