El rey se regocijaba en secreto: ese día presentaba una buena oportunidad para darles una lección. Por lo tanto, ordenó a los ciegos que tocaran el cuerpo del elefante. Alguien tocó la pata del elefante; otro, la cola; el tercero tocó su cabeza… Poco después, el rey les preguntó:
―Pudieron sentir cómo es el elefante, ¿verdad?.―Los ciegos se apresuraron a contestar que sí. El rey volvió a preguntar:
―Entonces, ¿cómo opinan que es el elefante?
El que tocó la pata del elefante dijo que era como un cubo para pintura; el que tocó la cola dijo que no era así, sino que parecía una escoba; al que tocó el estómago le pareció ser como un gran tambor; y el que tocó la cabeza dijo que obviamente el elefante era como un gran y redondo cesto de mimbre. Además, hubo quienes dijeron que parecía un cuerno, un recogedor de bambú o una mesita de té. De hecho, ellos jamás habían visto un elefante, pero creían firmemente que aquello que habían tocado era el elefante. Se pusieron a discutir frente al rey.

Traducción: Ana Ollín Rodríguez Silvestre, Generación IV, Licenciatura en Traducción